martes, 21 de febrero de 2012

VUELVE AL APOSENTO

Cuando Jesús caminó con los discípulos siempre les anunció lo que había de venir, siempre les dijo: Yo me voy a la casa del Padre porque voy a prepararles un morada a cada uno de ustedes; y luego les decía: En la casa de mi Padre muchas moradas hay, pero me es necesario que yo me vaya a preparar su morada; pero yo no quiero que ustedes queden solos, yo les voy a enviar al consolador, al Espíritu Santo y El les recordará todo lo que yo les he enseñado y les revelará las cosas y les hablara conforme a lo que yo les pondré en su espíritu; Y el mismo Espíritu habla de lo que ha oído del Padre, o sea que el Espíritu Santo no ha venido para darse gloria y honra El mismo; ha venido para entronar a Jesús en nuestro corazón.

El Espíritu Santo ha sido enviado para que ya no vivamos una vida de legalismo y religiosidad, sino una vida de experiencia y de poder; una vida en la cual día a día podamos descubrir las grandezas del Señor. Hay quienes están  viviendo un evangelio aburrido porque no han descubierto las diferentes llaves del reino. Hay quienes están viviendo un evangelio de amargura porque no están viviendo la plenitud a la cual Dios nos ha llamado.

Cuando Jesús caminó con los discípulos siempre les anunció lo que había de venir, siempre les dijo: Yo me voy a la casa del Padre porque voy a prepararles un morada a cada uno de ustedes; y luego les decía: En la casa de mi Padre muchas moradas hay, pero me es necesario que yo me vaya a preparar su morada; pero yo no quiero que ustedes queden solos, yo les voy a enviar al consolador, al Espíritu Santo y El les recordará todo lo que yo les he enseñado y les revelará las cosas y les hablara conforme a lo que yo les pondré en su espíritu; Y el mismo Espíritu habla de lo que ha oído del Padre, o sea que el Espíritu Santo no ha venido para darse gloria y honra El mismo; ha venido para entronar a Jesús en nuestro corazón.

El Espíritu Santo ha sido enviado para que ya no vivamos una vida de legalismo y religiosidad, sino una vida de experiencia y de poder; una vida en la cual día a día podamos descubrir las grandezas del Señor. Hay quienes están  viviendo un evangelio aburrido porque no han descubierto las diferentes llaves del reino. Hay quienes están viviendo un evangelio de amargura porque no están viviendo la plenitud a la cual Dios nos ha llamado.

Jesús les habló una y otra vez: yo me voy, pero les enviaré a alguien y él les enseñara todas las cosas, yo me voy, pero el Espíritu el cual mi Padre les enviará les enseñará todas las cosas y ustedes ya no tendrán necesidad de que alguien les enseñe porque el Espíritu Santo derramará una unción sobre ustedes y ésta será verdadera y no falsa y estará permanente en ustedes y les enseñará, los discipulará y los hará valientes  y esa unción les convertirá en gente que no es tímida, ni débil, ni temerosos; sino que serán hombres valientes y osados como lo fue Pedro, Pablo, Jacob, Juan y Esteban; para eso yo les enviare el Espíritu Santo. Esa fue la declaración de Jesús.

Jesús les estaba diciendo: Yo les haré venir a alguien que transformará la vida de ustedes totalmente, alguien que les renovará su interior y les hará caminar en lo sobrenatural, les cambiará su manera de pensar y les enseñará hablar. El tartamudo no será tartamudo porque podrá hablar, el que no oye podrá oír porque será mi voz dentro de su interior; porque yo enviaré a ese que es fuerte y valiente dentro de él y a través de El podrá hacer todo lo que yo le envié.

Jesús les habló pero los discípulos no entendían lo que les estaba diciendo. Veamos en Lucas 18:31-34 El les dijo, les anuncio que voy a morir y ser azotado, pero no voy a morir para siempre; sino que al tercer día resucitaré. La Palabra dice que ellos no comprendían ni entendían lo que El les estaba hablando, fueron 3 años los que ellos estuvieron con Jesús; comían, dormían, eran enseñados por El. Dice la Palabra que cuando tenían a Jesús en el patio donde lo habían  llevado,  identificaron a Pedro y dijeron éste habla como El. Ellos habían aprendido a hablar como Jesús, se movían como Jesús; descubren que Pedro andaba con Jesús no porque él lo dijo; sino que cuando lo oyeron hablar dijeron; éste habla igual a Jesús. Pero aunque él hablaba como Jesús y había comido con El; en la vida de Pedro se sembró una semilla de incredulidad y duda por un momento.

Jesús no solo una vez les había dicho que iba a morir pero que al tercer día iba a resucitar, no solo una vez les dijo: el Consolador que está entre vosotros, ahora estará en vosotros y sobre vosotros. A veces nos conformamos con que esté dentro de nosotros, pero cuando viene el Espíritu Santo sobre nosotros, en estas lluvias de unción poderosas; El viene sobre usted y sientes esa corriente, quizás en un culto, pero en esos momentos, la unción es más fuerte, es un fuego, poder de Dios. De eso les profetizó Jesús: El Espíritu Santo no solo estará dentro de ustedes, vendrán momentos en que vendrá como rio y caerá sobre ustedes y su poder será mayor. Yo estoy esperando que aun más El venga sobre nosotros.

Dice la Biblia que ellos no comprendían; Pedro le niega tres veces y hasta maldice; de todos los discípulos, solo hubo uno que se mantuvo al pie de la cruz; Juan, el más joven.  Únicamente las Marías que habían aprendido a amar tiernamente a Jesús permanecieron en medio del dolor. Cuando yo leo esto, yo le digo: Dios yo quiero ser como María. Hay pruebas y adversidades en las cuales queremos retirarnos; diez de los discípulos estaban de largo y miraban lo que estaban haciendo con Jesús porque tenían miedo. Pero uno, Juan el que se recostaba en el hombro de Jesús permaneció. Ahora entiendo porqué la Biblia le declara “el amado” el que más amaba a Jesús.  Una vez escuche a un hombre decir “yo amo más a los que aman a Dios” y Juan se recostaba en el hombro de Jesús, ¡qué confianza la que él tenía!, ¡que amor tan profundo el que le tenía! tanto que cuando Jesús está muriendo le dice que se encargue de su madre. Había un amor profundo por Jesús en Juan.

Yo encuentro que entre los doce ninguno tuvo la visión como Juan, porque a los que más le aman y anhelan su presencia, es a los que Dios más les revela. Juan tuvo el privilegio de ya no verle crucificado sino verlo como un Cristo en gloria  y lo vio rodeado en majestad sentado a la diestra del Dios Padre coronado en majestad y justicia, le vio como el Rey victorioso, como el Rey que desciende a la tierra declarando que El es el Verbo, el vencedor; que es El que ha vencido trayendo su muslo escrito el Rey de reyes y Señor de señores. Muchos años antes de que esto aconteciera; Juan, el que tanto amaba a Jesús, le ve ya como realmente es; como el Rey de reyes y Señor de señores, pero diez están de largo.

En Lucas 24:3 habían dos hombres que iban en el camino de Emaús, uno de ellos era Cleofás, los estudiosos creen que es el mismo esposo de una de las Marías que estaban al pie de la cruz, y era de los que iban con los incensarios; pero este Cleofás dice la Biblia que iba con otro hombre; lejos de estar en Jerusalén donde tenían que estar esperando allí el momento de la resurrección para que ellos vieran cumplido lo que Jesús les había dicho; dice la Palabra que estos dos iban camino a Emaús.

Yo veo esto algo profético, hay muchos que Dios les ha dado una promesa pero cuando ven que el tiempo avanza agarran camino a Emaús, yo veo “Emaús” tipo de la duda, de la incredulidad, “Dios ya no cumplió, dijo que me iba hacer este milagro pero ya no lo hizo” entonces me voy camino a Emaús; voy a ver como resuelvo mi problema, pero ¡qué bueno es Jesús! Ellos van caminando y hablando de cosas que Jesús había hecho pero a pesar de que ellos iban camino a Emaús, el camino que niega la fe, el camino que dice “creo que a mí Dios ya no me ayudó, ya se olvidó de mí”, cuando tú haces esto; lejos de permanecer en la casa de Jerusalén; sales camino a Emaús.

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