martes, 3 de julio de 2012

1 Reyes 19:1-18.
A través de Elías Dios hizo grandes prodigios, maravillas. Elías confrontó a los 450 profetas de Baal, confrontó al rey Acab, diciéndole: tú eres el que turbas a Israel porque este pueblo se ha vuelto a otros dioses, este pueblo no ha cumplido con los estatutos de mi Dios. También Elías tuvo la capacidad y autoridad de cerrar los cielos y abrirlos. Elías era un varón conforme al corazón de Dios. El sabía que Dios le hablaba, sabía que estaba en la presencia de Dios, pero en un determinado momento le viene la duda, viene Jezabel y lo amenaza, y entonces viene temor sobre la vida de Elías, o sea que a Elías también le vino un proceso, pero ese proceso no era de Dios. Hay tres clases de procesos:
  1. Proceso de Dios: Es cuando Dios quiere hacer algo en nuestras vidas, cuando Dios quiere edificar y hacer madurar nuestras vidas y Dios sabe que después del propósito existe un final feliz. El propósito de Dios nunca lo va dejar a medias, El quiere ver una obra completa en cada uno de nosotros.
  2. Proceso del enemigo: Dios lo permite para llevar a cabo sus planes. Dios permitió que el enemigo atacara la vida de Job para darnos una lección de su grandeza y soberanía y ver como al final fue mucho más lo que ganó que lo que pudo haber perdido.
  3. Proceso de nosotros mismos. Muchas cosas que nos están pasando es por nuestra falta de entendimiento. El diablo no tiene nada que ver en el asunto, tampoco Dios nos la ha enviado. Hay muchas cosas que están en la palabra, como por ejemplo, que no le tenemos que deber a nadie para no ser avergonzado. Hay cosas que las hacemos nosotros, y de acuerdo a lo que hacemos es que nos vienen los problemas. Hay procesos que van de acuerdo a nuestras malas determinaciones,
Cuando estamos en cualquier proceso debemos de:
  • Estar en alerta. Muchos cuando hay una victoria la celebramos, pero no estamos pendiente de lo que el enemigo puede hacer en nuestras vidas. Elías estaba celebrando su gran victoria y llega el mensajero de Jezabel, y le da el mensaje, y le entró temor a Elías porque en ese momento no estaba en alerta. El enemigo muchas veces viene a través del orgullo. Hay gente que no esta preparada para la bendición de Dios. después de los momentos de victoria la persona tiende a relajarse. Algunos estudios plantean que Elías estaba en un agotamiento espiritual. Hay batallas espirituales que tenemos que ganarlas, pero a veces después de eso viene tanto cansancio a nuestras vidas que nos hace bajar la guardia y ser vulnerables. Aunque hayamos ganado muchas batallas siempre debemos estar alerta y sujetos a Dios.
  • No debe quedarse solo; si se queda solo, el diablo lo ataca. Elías pensaba que era el único de los profetas que había quedado, y le decía, Señor he sentido un vivo celo por la casa y solo yo he quedado. El Señor le dijo que habían 7000 hombres que no se habían postrado ante Baal. Dios no puede tomarse el riesgo de dejar a uno solo, El tiene un ejército. Elías pensaba que estaba solo, en esos momentos de confusión la persona se siente como victima creyendo que ha ayudado a todo el mundo. Hay gente que cuando está en el proceso quieren estar solos, y ni quieren saber nada de Dios. lo primero que hacen es que se aíslan y después no vuelven a la iglesia, no diezman ni ofrendan porque Dios no les contesta. Eclesiastés 4:9-10.
  • El temor nos conduce a lo que tememos. Elías huyo por temor a que lo mataran y terminó deseando morirse. El enemigo nos quiere tener pensando en el problema para que no cumplamos el propósito de Dios. El problema nos lleva a estar mas pendiente de la circunstancias, nos lleva a estar aislados, sin darle atención a lo que es importante.
  • Aprenda a ser humilde. Elías debajo de ese enebro comprendió que no era mejor que los demás. El se dio cuenta que estaba sujeto a pasiones, en otras palabras, también Elías era un ser humano. Somos seres espirituales, pero estamos en esta tierra y somos seres naturales también. Elías en su crisis se dio cuenta que era tan vulnerable como el resto de los mortales. Todo cristiano maduro debe tener este fruto que es la humildad.
  • En los momentos de prueba debemos alimentarnos de la palabra de Dios. El Señor nos fortalece cuando estamos cansados y en su misericordia nos ayuda, así como con Elías, le mando una palabra y le dijo, levántate y come, porque largo camino te espera; lo fortaleció. 1 Reyes 19, dice que Elías se refugió en la cueva y Dios le pregunta ¿Qué haces aquí? Dios le dijo que todavía no había terminado con El.
Tu vida es como la vara de Aaron que debe reverdecer. Todavía no es tiempo de bajar los brazos. Todavía no es el tiempo final para nuestros sueños y proyectos. Necesitamos volver a reverdecer. Elías estaba en la cueva del desánimo y Dios tenía preparado trabajo y asignaciones muy importantes. En medio cualquier desánimo o lucha hoy Dios te dice: levántate porque todavía no he terminado contigo!

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