martes, 3 de julio de 2012

Lucas 19:12-26,
“Dijo, pues: Un hombre noble se fue a un país lejano, para recibir un reino y volver. 19:13 Y llamando a diez siervos suyos, les dio diez minas, y les dijo: Negociad entre tanto que vengo. 19:14 Pero sus conciudadanos le aborrecían, y enviaron tras él una embajada, diciendo: No queremos que éste reine sobre nosotros. 19:15 Aconteció que vuelto él, después de recibir el reino, mandó llamar ante él a aquellos siervos a los cuales había dado el dinero, para saber lo que había negociado cada uno. 19:16 Vino el primero, diciendo: Señor, tu mina ha ganado diez minas. 19:17 El le dijo: Está bien, buen siervo; por cuanto en lo poco has sido fiel, tendrás autoridad sobre diez ciudades. 19:18 Vino otro, diciendo: Señor, tu mina ha producido cinco minas. 19:19 Y también a éste dijo: Tú también sé sobre cinco ciudades. 19:20 Vino otro, diciendo: Señor, aquí está tu mina, la cual he tenido guardada en un pañuelo;
19:21 porque tuve miedo de ti, por cuanto eres hombre severo, que tomas lo que no pusiste, y siegas lo que no sembraste. 19:22 Entonces él le dijo: Mal siervo, por tu propia boca te juzgo. Sabías que yo era hombre severo, que tomo lo que no puse, y que siego lo que no sembré; 19:23 ¿por qué, pues, no pusiste mi dinero en el banco, para que al volver yo, lo hubiera recibido con los intereses? 19:24 Y dijo a los que estaban presentes: Quitadle la mina, y dadla al que tiene las diez minas. 19:25 Ellos le dijeron: Señor, tiene diez minas. 19:26 Pues yo os digo que a todo el que tiene, se le dará; mas al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará.
Esta palabra la quiero enfocar en los talentos que Dios nos ha dado a cada uno de nosotros. Hay una pregunta para cada uno de nosotros y es ¿Qué estamos haciendo con los talentos y dones que Dios nos ha dado? ¿Los estamos poniendo en práctica? Jesús vino aquí a la tierra con una gran encomienda, el sabía el propósito por el cual su Padre lo había enviado a la tierra; El solo estaba esperando cumplir los 30 años, que era el tiempo en el cual El alcanzaba una edad en la que lo aceptaban como un rabino, y por lo tanto podía enseñar en la sinagogas. Por eso el esperó a cumplir los 30 años, pero yo me imagino a un Jesús inquieto por predicar la palabra.
Dice la palabra que a los doce años El ya discutía con los doctores de la ley. Jesús se preparó aprendiendo de la palabra, porque El sabía que en el tiempo que venía tenía que predicar el evangelio del reino y sabía que a través de su prédica vendría multitud de gente a reconciliarse con Dios. Jesús siempre predicaba a los que tenían necesidad de Dios. En cierto momento lo criticaron porque El dijo que no había venido por los sanos sino que por los enfermos, porque quienes necesitaban son los enfermos. Jesús fue uno de los que ganó tanto, a los cinco mil que alimentó eran in conversos y ese día se convirtieron a los pies de Cristo, porque el hijo del hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido.
Jesús se encontró con dos de los discípulos, Simón llamado Pedro y Andrés, y les dijo: venid en pos de mí y yo haré de ustedes pescadores de hombres. Jesús en este tiempo está repitiendo esas mismas palabras, “vengan en pos de mi y los haré pescadores de hombres” porque a Jesús le interesa la gran comisión. Dice la palabra que antes de ascender al cielo El dio la gran comisión de “id por todo el mundo y predicar el evangelio a toda criatura” Todos los día en el templo y por las casas no cesaban de enseñar y predicar, Hechos 5:42.
La mejor forma de servir a Dios es sirviendo a la gente necesitada. Jesús tenía dos características, que lo hacían tocar a la gente: la compasión y la pasión. Jesús tenía compasión por la gente. El sabía que el tiempo en esta tierra era un tiempo muy corto, por lo tanto; El nunca perdió tiempo, se esforzó los dos años y medio que estuvo predicando el evangelio del reino sin cesar, porque El sabía de que su tiempo de era poco, pero sabía que dejaría a una generación que iba a continuar con su trabajo, y es por eso que en este tiempo a mas de dos mil años, todavía seguimos predicando el evangelio del reino.
Alcanzamos a Dios cuando alcanzamos a la gente. Jesús siempre andaba buscando a quien tocar, El siempre andaba predicando y buscando a la gente necesitada. A Jesús le interesaba tocar a todos los enfermos, por la pasión y la compasión que tenía. A Jesús en un determinado momento los discípulos le decían: maestro ve a comer, pero a Jesús le interesaba estar con aquellos que le necesitaban. A Jesús le interesaba tocar piezas claves que sabía que iban a llevar el evangelio del reino. Juan 4. Usted tiene que decidir hablar de las grandezas que Dios ha hecho en su vida.
Jesús entra a un lugar y se encuentra con un endemoniado gadareno. Era alguien que no se podía dominar porque tenía una legión de demonios, pero Jesús sabía que Dios tenía un propósito, y llega a ese lugar y el hombre es liberado. Luego los demonios le dijeron: permítenos meternos en ese hato de cerdos; porque los demonios siempre andan buscando donde habitar, donde hay cuerpos allí quieren estar. Debemos de andar en santidad porque los demonios allí andan rodeando y si encuentran contienda solo bajan y entran. Por eso no hay que estar en contienda, no hay que pelear, no hay que ver cosas que no tiene que ver; porque esas son moradas para que los demonios puedan entrar. Todos los cerdos al cual se pasaron los demonios se fueron a un abismo, y esta información llegó a todo Gadara y vieron al hombre endemoniado que estaba en su estado normal, sano, pero el problema de los de Gadara es que como el hato de cerdos se fueron al precipicio y perdieron el negocio dijeron: está bien lo que has hecho Jesús, pero no nos interesa nada de esto y corrieron a Jesús, les interesaba más lo material.
Cuando Jesús se iba de ese lugar, aquel que había sido endemoniado le pidió irse con El, pero Jesús no se lo permitió porque le dijo: mejor vete a los tuyos y cuéntales las maravillas que ha hecho tu Dios. No hay métodos para el evangelismo; simple y sencillamente usted tiene que contar todas las maravillas que Jesús ha hecho en su vida. Este varón a través del mensaje del reino y de las maravillas que Dios había hecho en su vida trajo a muchos al evangelio, El solamente lo que compartía era su testimonio. Muchos predican el evangelio condenando a la gente y la gente no necesita ser condenada, la gente lo que necesita es escuchar de lo que Dios está haciendo en este tiempo.
Apocalipsis habla de coronas, de diademas, que serán entregadas como premio a los creyentes que sirvieron a Dios al final de los tiempos. Por cada alma que usted se gane, usted tiene recompensa en el reino de los cielos, y si usted no se gana ningún alma usted llegará con su cabeza sin nada. Para ganar almas tenemos que identificarnos como hijos de Dios, como cuerpo de Cristo, es bueno de que todo el mundo sepa que somos hijos de Dios, que somos parte del reino.

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