martes, 29 de noviembre de 2011

LO PROFETO

El Espíritu Santo que ahora habita en el creyente, y la Biblia que tenemos la oportunidad de leer cada día, no eliminó la necesidad de escuchar y discernir la voz profética, ya que trae iluminación a lo que ya ha sido escrito y clarifica con detalles revelados por Dios sus deseos para sus hijos.
La palabra profética más segura es la palabra de Dios y a ella debemos recurrir siempre, conocer esta preciosa palabra, amarla y obedecerla, nos dará esa vida abundante que nuestro Señor Jesucristo prometió a todos los que creemos en él.
Escuchar la voz de Dios a través de un vaso profético implica recibir una ampliación de su voluntad perfecta con todos los detalles que quiera entregar de acuerdo a su plan para nuestra vida, familia, ministerio, iglesia, ciudad o nación.
Es una gran responsabilidad transmitir las palabras de Dios, la operación del don de profecía implica madurez, siempre existirá la oposición de la naturaleza humana para desarrollar un ministerio profético puro y eficaz. Por experiencia hemos visto que muchas veces el Ismael precede al Isaac, la carne trata de producir lo que sólo el espíritu puede hacer.
Dios trata con sus vasos y permite que pasen su propio proceso de tiempo y experiencias a fin de desarrollar el llamado y sus dones de una manera efectiva y poderosa. La preparación es requisito indispensable para servir en el campo profético.
En ocasiones el Señor permitirá al ministro profético aprender de una manera dolorosa a fin de llevarle hasta la madurez, de hecho, no conozco a nadie que no haya tenido que quitar sus piedras de tropiezo del camino antes de comenzar a ser reconocido en el ministerio profético.

No hay comentarios:

Publicar un comentario